¡Cuánto no se ha hablado de la estrella judía de David y de la luna del Islam en fase creciente que se tatuó Camarón en la mano izquierda! Se dijo, por ejemplo, que se hizo ese tatuaje por su deseo de paz y armonía entre los bloques del mundo, que si era un símbolo de paz, que si recuerda la pureza y la libertad del pueblo gitano, que si es el emblema con el que los gitanos se identifican…, hasta llegar a sospechar, alguien, que Camarón era judío sefardita y otras lucubraciones.
Un promotor musical elevaba su interpretación explicando que “la luna es Oriente y la estrella es Occidente, y se la tatuó porque el futuro le habría gustado a Camarón que fuera la unión de ambos mundos”. Pura hermenéutica, tratándose de un artista al que los de su raza consideraban un ser divino y que -lo que le producía espanto- le llevaban a sus hijos para que los tocara, convencidos de que el mero contacto con él los purificaría.
Extendiendo los inagotables terrenos de la imaginación, hubo quien afirmó que Camarón se hizo ese dibujo como homenaje a los gitanos muertos en la segunda Guerra mundial. Y otros que sostenían que el dibujo es la bandera de Turquía, semejanza imposible porque la enseña otomana lleva una luna menguante y la de Camarón está en posición creciente, y porque la estrella turca es de cinco puntas y la de nuestro cantaor es la judía. (¡Cuidado, no se juegue con las simbologías de ese modo en tiempos de Erdogan, que las carga el diablo!). En fin, por ahí anda escrito todo esto y más. Pero, como veremos, Camarón no se planteó semejantes interpretaciones.
Pero todo lo que originó el susodicho tatuaje fue más prosaico. La realidad fue que, siendo bastante joven todavía, Camarón decidió tatuarse esa luna en la mano izquierda, y cuando el tatuador terminó le indicó José:
-Ahora ponme una estrella aquí, pa que quede más bonita.
Lo cuenta su amigo Manuel del Lunar, quien precisa seguidamente que:
-José no sabía que eso era la bandera de ná. Se pintó la luna y luego se pintó la estrella y ya está.
Cuando tenía cuarenta años, le preguntaron el porqué de ese dibujo en su mano izquierda y él confesó:
-“Esto es una mala intención (por el contexto de su comentario se infiere que quiso decir que fue una decisión equivocada, errónea); porque no es una intención con maldad, sino que cuando se tiene una edad no piensa uno demasiado en los perjuicios, y no es una cosa que sea tampoco mu fea, ¿no? Pero que no me lo debería de haber hecho”.
Punto final. Camarón se arrepintió de haberse hecho ese tatuaje, según sus palabras: “no me lo debería de haber hecho”. Todo lo demás son exégesis gratuita, bruma literaria, una fabulación más de las tantas que pueblan el universo del flamenco.